miércoles, 30 de julio de 2008

La impunidad: Una bomba de tiempo

El 17 de marzo de 1992 se produjo una explosión que destruyó a la embajada de Israel en Buenos Aires, provocando la muerte de 29 personas e hiriendo a otras 242.

Dos años más tarde, el 18 de julio de 1994 a las 9:53 am una segunda bomba destruyó la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), ubicada en Buenos Aires, Argentina. Allí residía la más grande comunidad judía de Latinoamérica.

En cuestión de segundos la explosión arrasó con la sede de la organización judía más emblemática de nuestro país y con todo lo que estaba a su alrededor, dejando como secuela la muerte de 86 personas y más de 200 heridos.

Pánico. Ambulancias. Gente corriendo. Vidrios rotos cayendo de las ventanas de los edificios, cubrían toda la calle. Gritos que surgían de la multitud, mezclaban historias milagrosas y trágicas casualidades del destino.

Aún hoy continúa la impunidad: los servicios de inteligencia encubrieron la investigación y la desviaron. Muchos hicieron política, otros ocultaron deliberadamente la verdad y otros hicieron fortunas sobre la sangre de estos inocentes.

Numerosas sospechas girando en torno al ex presidente Carlos Menem. Impunidad, corrupción, intereses políticos son muchos de los motivos que trajo aparejado este atentado.

Es realmente increíble que a pesar de haber transcurrido catorce años, se desconozca el por qué de lo sucedido, que se haya dejado de lado las acusaciones a los implicados en la causa y que no se haya logrado cumplir el pedido de justicia.

La historia ha demostrado que cuando el Estado y la Justicia dejan impunes delitos de “lesa humanidad”, éstos terminan afectando y violando a los derechos y las vidas de sus ciudadanos.

A catorce años del atentado, la justicia permanece sorda a tan fuertes explosiones, insensible a tanta desgracia y muda para revelar quiénes fueron los culpables.






La corrupción en nuestro país es algo cotidiano. Hace más de 10 años que se realizó un atentado a la AMIA, la bomba se llevó muchas vidas inocentes. Un hecho que sigue impune, como tanto otros.


Desligar el atentado a los políticos de turno en ese momento es casi algo ilógico. Algo tan grave como la muerte de 29 personas por instalar una bomba, y que para colmo no se llegue a solucionar el caso hace pensar que el institucionalismo está corrompido e impide que se llegue a la verdad.

Por todos lados escucho a gente que se queja, que critica a Menem y a todos los políticos que se encontraban en ese momento - y no está mal - pero luego ganan las elecciones. No hay que olvidarse que Menem le ganó a Kirchner, pero “nadie” lo votó.


¿Cómo es posible que saque más del 50%? ¿Cómo es posible que nos estén legislando en este momento? La justicia tiene que llegar, y hay que pedir por ella. Pero si la sociedad en su conjunto no actúa, con el voto o saliendo a las calles protestando por sus derechos; entonces, las palabras se las termina llevando el viento.



Héctor M

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